QUERIDOS HERMANOS

 

Hemos comenzado la cuaresma, y no puede ser otra más dentro de nuestro itinerario de vida cristiana. Cada acontecimiento religioso ha de ir acompañado de un verdadero crecimiento espiritual que nos conduzca a ser mejores ciudadanos de este mundo mientras llegamos a nuestra patria, la Jerusalén Celeste

Esta cuaresma es una invitación a revalorar nuestra relación con Dios, viviendo la palabra que sale de su boca y a ser verdaderos constructores de comunidad

Se nos recordaba que somos humanos, frágiles, débiles pero ante todo hijos de Dios, llevamos su impronta, somos tentados, pero es la relación íntima con él la que nos permite vivir de un modo diferente y ser luz y sal en medio de nuestros ambientes.

La mejor práctica cuaresmal ha de ser volver a Dios, amar su obra en nosotros, he ir con bazos abiertos hacia el otro, dándonos como alimento y construyendo la civilización del amor.

Cuarenta días para reflexionar, cambiar, salir de la esclavitud y las cadenas personales que nos impiden ser felices y ver al otro como hermano.